martes, 9 de agosto de 2011

Los humos mañaneros, las leyendas urbanas y el oro de Berlín


Se me acumula el trabajo. Hoy tres cosas: un dato curioso, una aclaración y un me cago en to.

1. Después de analizar 4.775 casos de fumadores con cáncer de pulmón y 2.835 sin esta enfermedad, "observamos que el riesgo de desarrollarla era casi el doble en aquellos que fumaban un cigarro durante los primeros 30 minutos después de levantarse que quienes esperaban a la hora" (Joshua Muscat, de la facultad de Medicina de la Universidad del estado de Pensilvania, en Hershey, en EEUU).

Que cada cual saque las conclusiones que quiera tras leer este dato, pero la razón es que aquellos que fuman nada más despertarse, son más dependientes y fuman más que los otros. Esa es la razón por la cual la gente que tiene esta costumbre mañanera tan temprana, tiene un mayor riesgo de palmarla. Todo un consuelo para los que somos de vicios nocturnos.

2. "En la eficacia no hay diferencias; genéricos y marcas están sujetos a los mismos estándares" (Fernando Redondo, presidente de la patronal de la Federación Española de Farmacéuticos Españoles).

Me he llevado años escuchando la misma patraña e intentando contrastarla sin estudios, documentos o declaraciones a las que acudir (más por pereza que porque no haya pruebas ahí fuera). Hoy me fijo en este artículo, emplazándome a un mayor ahondamiento en la cuestión. Pero de momento, aquellos que quisieron hacer campaña política criticando la decisión de pasar a los medicamentos genéricos parece ser que tienen como argumentos una leyenda urbana. Han infundido temores entre la gente que se piensa que porque la caja donde viene el paracetamol tenga más colores, va a quitar el dolor de cabeza antes y mejor. Lo cierto es que al pasar a los genéricos el estado se ahorra una pasta, se termina con la corrupción de farmacéuticas y médicos, y se hace todo esto consiguiendo los mismos resultados médicos. ¿Quién da más?

3. "Deben arreglar sus presupuestos, algo que pueden llevar a cabo con privatizaciones o con la venta de sus reservas de oro" (Michael Fuchs, viceportavoz del grupo parlamentario de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido de la canciller Angela Merkel).

Ya saben señoras y señoras, a dejarse de chorradas y a vender oro. Los alemanes, siempre preocupados por sus vecinos, han encontrado la salida de nuestros problemas. Alabada sea Alemania que pare enmiendas y Papas. Así hoy nos hablan de economía y en unos días vienen a hablarnos del Dios cristiano. ¡Qué país más completo, coño! Y dicen que privaticemos. Encima animando ahora que llega el PP. Si es lo que hay, al final, todos tenemos que acabar siendo como Alemania o no valdremos una mierda. O al menos esto seguirá sucediendo así mientras sigamos valorando sólo lo que uno tiene en el banco –mucho hijo de puta dentro, en la mayoría de los casos­–, en vez de guiarnos por la cultura, la educación, las maneras, la sonrisa, las ganas de vivir, el entusiasmo por compartir y la disposición de achuchar al de al lado. Pero claro esto no cotiza en bolsa. No vale. Hay que vender oro, privatizar y apoyar al empresario, mientras los hospitales cierran, el paro es embarazoso y se reprime al pueblo que se queja de estar cansado de tanta mierda.  

Me pregunto cuándo podré escribir sobre buenas noticias.

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