sábado, 6 de agosto de 2011

Los peligros de Facebook


Hoy he aprendido una nueva palabra. Estoy seguro que muchos ya la conocéis pero para mí ha sido un descubrimiento y me viene como anillo al dedo para la entrada de hoy:

Inefable: que no se puede explicar con palabras

Ya había leído sobre ello. Hay páginas de Internet que recogen infinidad de historias sobre Facebook (para los que no sepan lo que es, es decir, para mi padre; léelo papá, una explicación de lo que este fenómeno social es:
http://es.wikipedia.org/wiki/Facebook) y sobre cómo a veces las cosas que se ponen pueden traer consecuencias muy desagradables. Por ejemplo, el año pasado una trabajadora estadounidense criticó a su jefe en Facebook (le llamó enfermo mental) y fue despedida (eso sí, no sin antes recibir unos cuantos “me gusta” de sus colegas del curro). Al final un tribunal le dio la razón y todo quedó en un susto y unas risas.
Otro ejemplo de reacciones raras fue la que tuvo la misma red social al cerrarle la cuenta a una psicóloga chilena, tras colgar un foto donde aparecía amamantando a su hija de tres meses. Me imagino qué hubiera pasado si hubiera colgado su foto tomando una cerveza en una terraza de Granada mientras le daba la teta a su hijo, que estaba de pie junto a ella. Esta imagen es real. La vi el año pasado.
También tenemos el ejemplo de “ole tus huevos” en el que echaron a un miembro de un jurado en el Reino Unido, por haber revelado información clasificada del juicio en su perfil de Facebook. “No sé qué decisión tomar, así que os haré una encuesta” escribió el carajote, pidiendo a sus amigos de Facebook opinar sobre el caso.  

Pero nada esto se puede comparar a la noticia que he leído hoy. Ha ocurrido en Zimbabue. Por lo visto un tío escribió un mensaje en la página de Facebook del Primer Ministro Morgan Tsvangirai, sobre las revueltas en Egipto, que decía, más o menos: “Estoy abrumado, no sé qué decir Sr PM (Primer Ministro). Lo que ha pasado en Egipto está mandando mensajes claros a todos los dictadores del mundo. Sin más armas que la unidad de propósito. Eh, vale la pena imitar”. Bueno, esta terrible frasecita, le costó al hombre que le arrestaran inmediatamente, acusado de provocar a Tsvangrai a hacerse con el gobierno por medios anticonstitucionales, usurpando el poder de éste. A partir de ahora este señor no va a escribir ni cartas.

Yo personalmente aún no me he metido en líos con el Facebook y estoy descubriendo una nueva vía de aprendizaje a través de él, con grupos de debates e información donde cuelgan constantemente vídeos y documentos, que son de gran interés, mucho más incluso que el juego de la granja, de las bandas y el de contestar quién es el más guapo de mis amigos.
Como todo, lo que importa es cómo lo usas. Gracias a Facebook, la gente ha encontrado un canal instantáneo de comunicarse, que si no se convierte en una dependencia, es un gran canal para asomarte al mundo. Espero que dure y que lo sigamos usando con cabeza.

Estado: sólo hay una palabra para definir la situación actual en el mundo: inefable.

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