domingo, 14 de agosto de 2011

Cerrado por vacaciones


Yo ya estoy mayor para comprarme un cuadernillo Rubio o uno de los del verano que vendía Santillana, así que me he comprado un cuaderno de bitácora. En unas horas despegaré del suelo mojado por la lluvia incesante de esta ciudad rumbo a la feria de Málaga, primer puerto de mis tres semanas de vacaciones, en las que cierro el chiringuito y me sumo a la marea vertiginosa de ver a familia y amigos, aunque nunca encontré diferencia entre ambas categorías.
En un mercadillo me he hecho con un cuaderno hecho con material de la India y he decidido que es hora de volver al cincel y el martillo, al origen de mis pensamientos labrados a mano, con tinta, sin barra de espacio ni Times New Roman. Vuelvo al papel por un tiempo y en septiembre retomo andaduras cibernéticas, que me encuentro muy a gusto en esta piel de oso y son varios de los que están al otro lado a los que les gusta acariciarla y saber de qué está hecha. Con eso me basta y sobra.

Un día tomando unas cervezas con unos cuantos de periodistas experimentados y curtidos en mil materias, uno de ellos me echó en cara que nunca me acordaba de los nombres de ministros, presidentes o demás. Confesé que no estaba muy puesto en muchas cosas y que Historia la aprobé porque me preguntaron por la Revolución Francesa y la bordé. Del resto…
–¿Cómo puedes ser periodista si hay muchas cosas que no sabes? –espetó uno de los presentes causando uno de esos silencios sólidos que pesan como un plástico de invernadero tras la aurora.
Miré al tipo un instante y contesté con calmada pausa:
–Para mí no es mejor periodista el que más sabe sino el que mejor pregunta.
Y con semejante salida me escapé de la quema.
No dije ninguna chorrada, aunque es cierto que para preguntar es mejor preparase antes, con lo que con mi respuesta me instalé en un cómodo colchón retórico que me ayudó a salir del atolladero pero que también me mostró el camino para mejorar como periodista.

Esto que suena tan básico y sencillo parece ser de complejo entendimiento para el PP. Vencedores en la intención ya han comenzado a soltar mensajes de lo que van a hacer cuando vuelvan al poder y les ha faltado tiempo para enseñarle la puerta a Ana Pastor, periodista de La 1. Por lo visto no les ha gustado cómo ha tratado a los de la derecha en sus entrevistas. Ha sido perversa y malintencionada. Sólo con el PP. Me pregunto dónde estaba Cospedal durante las entrevistas a Rubalcaba, a Pajín o a Corbacho. ¿No le pareció suficientemente agresiva? ¿O es que Espe llora más fuerte que el resto?

Ana Pastor no pasó las oposiciones para trabajar en TVE en el 2007 y hoy se ha convertido en un referente de periodismo libre e independiente que parece sólo molesta a unos cuantos, precisamente a los que siempre mandan a callar, a los que echan los perros cada vez que alguien se levanta para reclamar derechos. A los que han decidido no abrir la boca en esta precampaña para poder reposar en la ventaja que un pueblo desesperanzado le da en las urnas. A los que sobrevuelan por encima de un cadáver que es España para poder abalanzarse sobre los restos que quedan, como buenos carroñeros.
Pero que se preparen, que el otoño viene calentito y echen o no a Ana Pastor o a otras voces que luchen por que se sepa lo que pasa, otras nuevas saldrán. Este tren sólo tiene vías y mucho impulso.

Por lo que a mí me toca, cierro por vacaciones pero, como dijo ese actorucho que dejó su mediocridad en las pantallas para ser aún peor en la política, volveré. Y lo haré para quedarme.

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