martes, 17 de mayo de 2011

Hasta el 40 de mayo…


El refrán no es muy bueno pero el tío que lo inventó vivía en Berlín, fijo. Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo (¿qué carajo es un sayo?). Gran verdad en este pueblo. Cuando mi amigo Juan José vino en febrero, hacía un frío de cojones y todo el mundo me decía: “no te preocupes, espera a mayo que ya verás”. Hoy es 17 de mayo, está lloviendo, el cielo tiene color Apocalipsis y me he vuelto a poner la chaqueta de invierno. Ni parques, ni paseos, ni terrazas. Aquí lo que toca es joderse y aguantar el tipo mientras lees que en Sevilla ya están rondando los 40º. Unos tanto y otros tanto frío.

La gente aún se pregunta cómo he podido sobrevivir el invierno en Berlín con lo friolero que soy y la poca ropa de abrigo que traía. Muy sencillo: bebiendo en casa. He ido a menos bares que Espinete. Pero ha sido muy aburrido. Es por eso que me apunté a clases de alemán. En la hora que lo hice. La madre que trajo a esta gente. ¿Qué necesidad hay de inventar un idioma tan chungo? ¿Por qué tienen tres géneros? ¿Para qué cuatro declinaciones? Me imagino a los que inventaron el tema, de copas en un bar, con el cachondeo.
-Venga, la palabra niño ¿femenino o masculino?
-Neutro, para joder.
Risas y brindis.
-Vale pero que cambie según sea acusativo o dativo, que si no, no tiene gracia.
-Cojonudo. Así no nos entiende ni nuestra madre.
Más risas y brindis.

Una noche estaba hablando con mi amiga Steffi, la novia de Sam, y me dice que en alemán la luna es masculino y el sol es femenino. Hay que joderse. Yo sé que todo es según cómo lo hayamos mamado (culturalmente hablando, no me seáis pervertidos), pero joder, "¿la luna masculino?", le pregunto a Steffi. Ella, que a la par que dulce y guapísima es inteligente y divertida, me dice: “arguméntame por qué la luna es femenina”. Yo pienso en los poetas, en las baladas, en el aullarle a la luna, en la blanca tersura de esa imagen, casi fantasmagórica, etérea, que alumbra las noches. Pienso en la luz, en la delicada figura de ese cuerpo lejano, que posa sus haces sobre nuestra oscuridad y contempla con limpia mirada cómo nos conformamos con el reflejo de su belleza sobre la calmada superficie de las aguas quietas que nos rodean. Pienso en todo eso pero le digo:
-Porque tenéis la regla cada ciclo lunar.
Fin de la conversación.

Mañana el parte da lluvia (ya parezco un abuelo mirando el tiempo a cada rato), será 18 de mayo, aún no tengo ni puta idea de alemán y paso más frío que un perrito chico. No tengo apenas dinero en el banco, no me entero demasiado de mi trabajo, mi único amigo en la ciudad se muda en un mes a Frankfurt y la única chica que me hace tilín vive a miles de kilómetros. No parece que mi vida vaya muy bien pero sin embargo me siento de puta madre. ¿En qué marmita me caí de pequeño que siempre caigo de pié? Será en la de los grandes amigos. Caballo ganador.  

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