martes, 24 de mayo de 2011

La bilis en la boca y el vacío en el estómago


Llevo ya dos días levantándome como si fuera domingo por la mañana. La cabeza dándome vueltas, la realidad haciéndome zancadillas por los pasillos, la boca pastosa, con sabor a noches que olvidar y el estómago sonando a tinaja romana: hueco, añado, desolado. Me siento confundido y un poco decepcionado, he de admitirlo. No me parece anormal que la gente haya decidido acabar con el zorro que se comía las gallinas, pero tampoco me parece lo mejor meter a un tiburón en la bañera. Pero no puedo decir por mis cojones que los más de ocho millones de votantes que han tomado una decisión tan democrática como los que han estado y están en Sol, son gilipollas sólo porque no piensen como yo. Si hiciera esto sólo significaría una cosa: trabajo en Intereconomía. Pero no es el caso.

Cuando hablo con mis amigos del tema es como el conversar entre dos soldados que han perdido una batalla por la que han apostado hasta el alma. Se quejan, lamentan los acontecimientos finales de la ofensiva, recuerdan con añoranza cuando el fragor de la lucha les hacía soñar: les duele la realidad. Pero se saben acompañados, no hay soledad en esta derrota que no es tal. No ha sido un mayo del 68 pero ha sido (y aún es) uno del 2011 que tampoco ha venido mal para zarandear los cimientos dormidos de muchos de nosotros. Y seguiré hablando de mis tonterías con los alemanes pero tampoco yo soy el mismo ya y me temo que no podré dejar de intercalar estas reflexiones que humildemente sólo intentan lanzar una onda de frecuencia en la que sintonizar con muchos de vosotros, no pretendo más. Si algo he aprendido en estos últimos días es que la política es también un acto de solidaridad, un deseo de compartir. Me quito el sombrero ante todos aquellos que no han sólo pensado en sus circunstancias personales sino que han también actuado por los demás, por un sueño común y han votado, o no, en consecuencia.

Por mi parte, seguiré yendo a los actos y eventos que se siguen organizando por estas tierras. Por mi parte, seguiré pensando que tenemos nueve meses por delante en los que se pueden gestar muchas cosas (es un embarazo de esperanza). Por mi parte, seguiré brindando lo único que sé hacer: la palabra y el diálogo, porque vivimos en tiempos de cambios y aprendizaje, de concordia y crecimiento, de unión y cimientos. La gran mayoría de los que han votado al PP, al PSOE, a IU, al UPyD o al Tato quieren lo mismo que tú y que yo y eso, no lo vamos a conseguir desde el silencio y el asentimiento incondicional. No es el momento de ser pusilánimes.

Así que gracias a los que habéis aguantado esta faceta más seria y me habéis mostrado que estamos menos solos que nunca. Gracias por los que me dais ánimos para explorar esta necesidad imperiosa de escribir sobre los recientes acontecimientos, que dejo aparcada hasta nuevo aviso (irá y vendrá según la actualidad y el cuerpo me lo pidan). Me apetece interiorizar un poco más este nuevo proceso personal y mientras tanto os seguiré contando cómo me va en Berlín, que me está dejando algunas historias que contar.

Seguiré en constante movimiento, siempre creyendo en la posibilidad de un futuro mejor.

2 comentarios:

  1. Y digo yo, querido amigo, si las cosas iban mal y en un tiempo de crisis absoluta y casi nunca vista en la historia, ¿que van a hacer las gaviotas por el pueblo? ¿Nos van a dar trabajo a todos? ¿Van a fiscalizar mejor a quienes deberían hacerlo que son los más ricos y poderosos, ya que al fin y al cabo son ellos los que sacan el beneficio del pueblo? ¿Impulsarán la sanidad pública para que, incluso pasando este bache no tengamos que pagar por nuestra salud? ¿Fomentaran una enseñanza pública de calidad y aconfesional en la que los niños, nuestro futuro, estén bien formados y educados en valores que los hagan libres? ¿Será la universidad más libre que nunca e incluso gratuita...?

    Tengo miedo, amigo. Miedo de que lo que venga sea mucho peor de lo que hay. Miedo de que esto se convierta en un sistema feudal donde existan "señores y vasallos" y de que se destruyan los pilares sociales como la sanidad, la educación y, sobre todo, LA LIBERTAD. Es cierto que el lobo se comió un par de gallinas, pero, en una campo yermo donde no se sembró nada y no hay nada que recoger, ¿es la solución un tiburón?

    Aún no perdí la esperanza, me temo. Esperanza que hoy la bautizo con el nombre de "9meses". Tenemos 9 meses para convencer a nuestras familias y amigos de que nosotros no somos los que tenemos que pagar; que nosotros tenemos el poder y aún no nos hemos dado cuenta.

    Señores, el lunes 23 de mayo comenzó nuestro 36 dialéctico; nuestra propia guerra civil en un país de palabras e imágenes, que durará 9 meses y solo tenemos "9meses" con nosotros para encontrar una solución.

    JJ

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  2. No creo que la libertad sea algo que se otorgue sino que es algo que se descubre. Los españoles, y con ellos muchos alrededor del mundo, se han dado cuenta de que por encima de circunstancias e instituciones, ellos cuentan con el privilegio de ser libres, de salir a la calle, de tener esperanza. También lo hemos visto en Egipto hace nada y allí las consecuencias siempre iban a ser peor que en España. Pero cuando la gente descubre el poder de la libertad, se hace grande.

    Yo admiro la reacción del pueblo en estas últimas semanas por el coraje, por el compromiso, por la pluralidad y por la forma pacífica de reclamar la atención de los que nos ignoran desde hace mucho tiempo.

    Estos 9 meses son meses de dar la lata, de luchar y de no rendirse. Esperemos que cuando el tiempo llegue, la criaturita sea el orgullo de todos los que a nuestra manera intentamos algo, de los que creemos que el futuro puede sin duda ser mejor del que nos tienen preparado.

    Gracias por el comentario y el apoyo y el cariño, como siempre. Un abrazo enorme, amigo.

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