sábado, 19 de noviembre de 2011

El silencio de los corderos


Hoy me siento como en el borde de una abismo, en el filo de una línea invisible desde donde veo lo que me ha llevado hasta allí, que es un sitio al que no quiero volver jamás, y lo que me espera, que es un sitio a donde no quiero ir. Y ahí me he quedado, pendiente de esa minúscula línea, pintada en el tiempo, donde estoy hoy. La estoy estirando todo lo que puedo, pero sé que en breve se terminará. Pronto los colegios se llenarán de votantes, de papeletas, de números y caras conocidas. Pronto se hará el recuento de los votos y se irán conociendo las zonas conseguidas. El futuro se irá perfilando y la noche acabará con discursos de vencedores y vencidos. Y un nuevo pedazo de historia será escrito sobre un nuevo remiendo. Este domingo ni el fútbol le restará importancia al clímax de la democracia. En horas, ya estará todo el pescado vendido.

Hoy es jornada de silencio y yo soy muy respetuoso. Mañana será otro día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario