domingo, 13 de noviembre de 2011

El tercer ojo no es ni espiritual, ni el del culo: es nuclear



Hace unos años, cuando trabajaba de camarero en un club de corresponsales de guerra en Londres, asistí a la proyección de un documental en el que enseñaban cómo había quedado Vietnam, por culpa de la guerra contra Estados Unidos. El documental explicaba que el subsuelo de las selvas donde se disputaban los enfrentamientos entre ambos bandos, estaba hueco ya que los vietnamitas habían construido un complejo y extenso entramado de túneles que les permitía aparecer y desaparecer a su antojo, cual topos en mitad de la noche. Esto desconcertaba a los soldados estadounidenses, que no las veían venir y caían como chinches.
Por supuesto, esto no podía ser. Estados Unidos no es un país de perdedores. Así que tramaron una estrategia fantástica, para evitar la vergonzosa derrota que sus tropas estaban padeciendo. Idearon una serie de bombardeos en los que la carga se desplegara de manera subterránea, alcanzando así a los vietnamitas-topo. El problema es que esa carga era nuclear. El documental del que hablo, que recogía imágenes de varias décadas tras el fin del conflicto, enseñaba botes de cristal con fetos de niños con tres brazos, tres piernas o dos cabezas. Mutaciones que aún se recogían en los 90 y a principios del siglo XXI. Es decir, Vietnam se había convertido en una Chernóbil hecha a medida de una victoria, que nunca fue tal. Por supuesto estas denuncias sólo han sido recogidas por productoras y periodistas independientes, que han dedicado sus esfuerzos a contar lo que pasó y lo que aún está pasando.

Hoy me ha llamado la atención una noticia de lo más curiosa, que me ha recordado el tema. En el lago Embalse, más conocido como Chorro de Agua Caliente, en la provincia argentina de Córdoba, un grupo de pescadores pescó algo que nadie hubiera podido imaginar, si Los Simpson no lo hubieran sacado en uno de sus episodios: un pez de tres ojos (el de la foto de arriba). Podríamos dejarlo como uno de esos caprichos que la naturaleza tiene, tipo antojo en forma de corazón, seis dedos en un pié o un pene de 35 centímetros. Pero claro, cuando esto ocurre en un lago que está junto a una central nuclear, lo mínimo es plantearse los hechos y preguntarse cuándo las cosas dejan de ser una coincidencia y cuándo comienzan a ser algo por lo que debiéramos empezar a preocuparnos.
Con tanto debate político y tanta historia decadente europea, nos estamos olvidando de muchos otros temas por los que debiéramos preocuparnos y que sin embargo se los dejamos a los verdes y a Equo, pero que son vitales y esenciales para tener una existencia cuanto menos sana. Porque seamos francos (no con bigote, pistola y mala leche, sino sinceros), cuando los viejos del lugar dicen “la salud es lo primero”, es con toda la razón y hoy por hoy no sabemos ni de dónde viene lo que nos metemos en la boca (exceptuando en materias de sexo oral).    

Un pez de tres ojos es una imagen perfecta para sentarse y preguntarle a San Google, el patrón del conocimiento, que nos cuente qué dicen nuestros políticos sobre sus planes en cuanto a centrales nucleares, no vaya a ser que el día de mañana nuestros hijos salgan con penes gigantes y nuestras hijas con tres tetas. Aunque ahora que lo pienso…

1 comentario:

  1. Creo que con el cierre de este post, tu primo se va a sentir más cerca de ti.
    Eso decía él, que conste.

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