jueves, 8 de septiembre de 2011

El aburrimiento y el tiempo libre


Hace ya tiempo dije que en Alemania los váteres tienen (aunque ya hay menos) una plataforma donde al defecar, o cagar, como se prefiera, las heces o mierda se queda ahí, tumbada, esperando a que el propietario tire de la cadena. Esto viene de la antigua tradición alemana de examinar la mierda todas las mañanas. Pues bien, parece que el hábito se ha extendido a la política y también examinan la mierda en ella, hasta límites ridículos.

El último “escándalo” en la cancillería alemana ha sido un bolso de Merkel. ¿Qué más da si Alemania especula con el rescate de Grecia o si le pone más agujeros a la correa de los países en apuros? ¿Qué más da si tiene la desfachatez de decir que su misión es rescatar Europa, como si fuera una Juana de Arco de cruzada por nuestro bienestar (cuando en realidad lo que busca es sólo el suyo propio, como buen política)? No. Lo importante es un bolso. Concretamente un bolso naranja. Tanto que al aparecer en mayo con él, la gente se volvió loca intentando interpretar el mensaje que la canciller pretendía dar con ese complemento y con el color elegido. ¡Dios mío! ¿Qué nos quiere decir esta mujer? La bolsa se colapsó, las calles se llenaron de interrogantes, los relojes se detuvieron porque había algo que analizar, un mojón color naranja que encima costaba más de 300€ en el mercado. ¿Cómo es posible? ¡La madre de la austeridad haciendo tal alarde de despilfarro! Suicidios colectivos, migraciones incontrolables, tiradas infinitas de periódicos con titulares rocambolescos. El caos, la destrucción, el Armagedón: una mierda que analizar en la bandeja del váter.
Ante tanta confusión por un tema de semejante envergadura, el periódico más dicharachero del país, Bild Zeitung, Das Bild para los amigos, que sería como el Pronto en España o el Sun en Inglaterra, se ha puesto en contacto con un psicólogo que iluminara a sus lectores y tranquilizara a la población. El psicólogo no se crean que colgó el teléfono cuando escuchó semejante gilipollez, no. Se puso las gafas de psicólogo y dijo que eso representaba a una mujer con “la psicología muy estructurada”. Si el bolso fuera verde ya la cosa cambiaría. Ya no sería tan estructurada. El verde es más de relax, de pisar la hierba, de fumársela, de dejarse llevar por el olor de la naturaleza. Pero naranja… no, naranja es muy estructurado. Todo el mundo lo sabe. Fíjense lo estructurados que son los butaneros.
El psicólogo, crecido ante su minuto de fama, siguió añadiendo datos importantísimos sobre Merkel y afirmó que el bolso era de “alguien comunicativo y alegre, dispuesto a ser rompedor y a sorprender a quienes le rodean”. Comunicativa y alegre. Ahí se quebró el tipo, un fenómeno el psicólogo éste, como para llevarle a tu hijo adolescente con problemas de conducta. Pero eso sí, al César lo que es del César, en lo de sorprender y romper lo ha clavado, porque si algo está haciendo bien Merkel es dejarnos boquiabiertos con sus políticas capitalistas además de rompiéndonos las pelotas con ellas.    

No recuerdo que un bolso diera más que hablar desde el de la Superabuela        

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