miércoles, 28 de septiembre de 2011

Esperanza esputa


Cuentan que un buen día el gran Quevedo apostó con sus amigos a que era capaz de echar en cara a la reina, esposa de Felipe IV, su cojera. Todos sus amigos apostaron contra él, pues pensaban que no iba a atreverse a tamaña descortesía ante tan egregio personaje. Pero Quevedo, lejos de achantarse ante tal reto, cubrió todas las apuestas. Un buen día que tenía una recepción en palacio, vio la ocasión de ganarse aquel dinero. Así que, ni corto ni perezoso, apareció en la corte con dos caras flores que había comprado previamente. Directamente se fue a la reina y se las ofreció con una gran reverencia mientras le decía ganando la apuesta: "Entre el clavel y la rosa, Su Majestad escoja".

Sé lo que estáis pensando (además de que Quevedo era un genio y cachondo). Se os está pasando por la cabeza que soy un loco irrespetuoso y que mi título es un truco quevediano para llamar a nuestro esperpento de la política favorito, cosas que no deberían ser llamadas a ninguna mujer. Pero no es así. Esperanza Aguirre esputa. Y esputa porque ya ni siquiera sabe hablar. Sólo soltar esa flema maliciosa e infectada que sale de sus entrañas cada vez que abre la bocaza de buzón que tiene, que por mucho que la tinte con caros carmines, sigue siendo de color cetrina, debido a la maldad y a la estulticia con que profiere insultos sin ton ni son.
Todo esto viene de sus declaraciones indignantes, alarmistas, incendiarias y provocativas, además de irrespetuosas y completamente falsas sobre el 15M, sobre los profesores (ahí también le ayuda su secuaz Lucía Figar, consejera madrileña de educación) y sobre todo lo que le sale del alma a esta mujer. ¿Exagero? No lo sé, ustedes me dirán. He aquí sus últimas declaraciones:
“Los "indignados", los "camorristas" y "pendencieros", "abogan por un principio de democracia directa" bajo el que "se puede esconder un golpe de Estado".
Y aquí, las de su secuaz sobre los profesores:
Dar 20 horas de clase no justifica esta huelga salvaje, que [en su opinión] puede dejar sin derecho a la educación a miles de estudiantes".

Así que tachamos a los del 15M como golpistas (por abogar por una democracia directa) y a los educadores como salvajes en contra de los derechos constitucionales (por exigir que no recorten horas indispensables dentro de la enseñanza, con tal de ahorrarse contratar interinos). Y ellas dos son Batman y Robin, luchando por las injusticias de Madrid. ¿Es que no se ve? ¿De verdad nuestra ceguera está tan mermada por las noticias bursátiles, con las que nos tienen acojonados, como para no darnos cuenta de que nos están manipulando? Vota al PP que ya te sacó de la crisis en el 93. ¿A quién? Porque a mi familia no. NI a muchas más. Y bajó el paro a costa de que los empresarios pudieran explotar a los trabajadores con contratos basura y siendo mil-euristas, mientras el boom de la construcción estallaba y necesitabas hipotacarte hasta las trancas para comprar una casa (ya que estaban carísimas), pero daba igual porque los bancos te daban créditos y te decían, “venga coño, no te quedes en la casa, cómprate un coche que vaya a juego; nosotros te damos las pelas”, y el mundo feliz, en una burbuja de tener para ser mejor, para ser más, más importante que el vecino, más como en las películas donde la familia perfecta lo tiene todo y vive de puta madre. Nos dejamos de preocupar por los que no tenían, por los derechos sociales, por el resto de demandas sociales y humanitarias. Daba igual, nosotros lo teníamos todo. Hasta que dejamos de tenerlo. Y ahora nos venden la moto, nos dicen que todo puede volver a ser nuestro, el sueño americano made in España. Y salen caraduras, desvergonzados, esputadores de mentiras y patrañas, vendedores del mágico elixir que todo lo cura. Y allá vamos, tras la zanahoria, tras la mentira, tras el escarnio. Ciegos, siguiendo el aroma del dinero como los dibujitos seguían el aroma de aquel magnífico estofado o pollo asado.

Cuando gente como Esperanza Aguirre o Lucía Figar dicen esas cosas y nadie se mete con ellas es que las cosas van muy mal. Pero, y no lo defiendo en absoluto, cuando el portavoz del PP, primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo de Alcobendas, Ramón Cubián, dice “cuanta chusma” antes de producirse el desalojo de dos ediles del PSOE los cuales fueron echados de un pleno por alboroto, la gente se vuelve loca y pide su dimisión. No lo entiendo. Me fallan los cálculos y el entendimiento.

Cada día lo tengo más claro: no hay ningún partido político que nos pueda sacar de esto. El uno es un desastre el otro lo será, como ya lo fue. El PSOE se ha dejado llevar por los poderes económicos, el PP los traerá de nuevo al poder en España con lo que aquellos que son propietarios y empresarios saldrán a flote sin problemas, el resto… el resto no es España; nadie se preocupa de ellos, ni siquiera los partidos socialistas lo hacen.

Con lo que aquí queda la realidad según mi punto de vista (más que discutible, estoy seguro): Esperanza habla o Esperanza esputa; su majestad escoja.    

2 comentarios:

  1. Si has puesto el ejemplo de Quevedo es para decir directamente que llamas puta a esa señora de pies descalzos, porque Quevedo también llamó coja a quien tenía que escojer entre dos capullos. No creo que esto le guste a tu seguidor Felipe, que igual de aquí en adelante comienza a cuestionar tu estilo, y lo que es peor, a cuestionar si leerte de aquí en adelante. Su seguidor Felipe escoja: aceptar los desmanes de este bloguero que, en su día más vehemente, nos dibuja el fondo del blog de hojitas otoñales, para que nuestro subconsciente suavice la caída de sus palabras.
    En lo que a mí respecta, me agradan. El fondo y las palabras. Se les va la pinza a los políticos de derechas (dicen que hay por ahí quien incluso afirma que el 20-N "murieron grandes personas" en España). Los socialistas tienen la virtud de ser más comedidos en sus palabras: muerden, pero no ladran. Estos no paran de ladrar, y los perros que ladran no me gustan. Su santísimo Dios quiera que cumplan con el refrán de los ladradores. Pero me da a mí que no.
    Igual aquí nos despedimos de un seguidor de este bloguero, y aquí mi respetos y más triste adiós. Los que todavía tenemos la bilis suficiente como para despreciar a políticos que hacen tales aseveraciones, seguiremos por estos lares.
    Un abrazo a los dos.

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  2. Nomar, no me dejas pasar ni una, ya te vale. Yo no he llamado nada a nadie, sólo que por el sonido del título me he acordado de la anécdota quevedesca.
    Felipe lee y piensa por sí mismo, con lo que no creo que necesite que tú le digas o adivines cómo tomarse el texto que escribo, así que guárdate los pésames para otro momento, gracioso.
    En cuanto a lo demás, me alegro que te recrees y que incluso veas bien lo que narro. Yo prefiero sin embargo los perros que ladran y no muerden a los que hacen ambas cosas. Aunque soy de los que sólo ladran cuando hay que hacerlo (para no perder la identidad) y muerden en defensa propia o de los que quieren, no para arrancar aún más a los que ya tienen poco.
    Un abrazo.

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