viernes, 9 de septiembre de 2011

¿No quieres demagogia? Pues doble ración


Le debemos al opio la increíble historia de Frankenstein. Mary Shelley estaba en Ginebra con su esposo Percy, Lord Byron y el médico de éste Polidori, jugando a inventar historias de miedo, en una noche de tormenta. Conocida era la afición del poeta de los opiáceos y no creo que se lo estuviera metiendo él todo así que cuando la colega se fue a dormir, ella misma narra cómo una criatura se le apareció en sus sueños. Una criatura medio humana que la despertó e inspiró para escribir lo que sería una de las grandes obras de la literatura moderna.
Son muchos los significados unidos a esta genialidad literaria pero yo quiero recordar esa imagen de la película mítica con un Boris Karloff tremendo en el que una dulce niña le regala una flor y él se enternece ante semejante gesto de amor, nunca antes experimentado. Todos sabemos cómo acabó la historia. Como otras tantas de la ficción y la realidad en la que se acaba condenando a lo que no conocemos, pero no nos gusta, al peor de los castigos, sólo para justificar, en muchos casos, otros males que es mejor esconder bajo la piel de aquellos a los que se persigue y aniquila.

Me he acordado de Frankenstein al pensar en el 15M, ese monstruo abominable para muchos políticos. Así es el caso de Lucía Figar, consejera de educación de la comunidad de Madrid, es decir, del séquito de nuestra amiga Esperpento Aguirre. Por lo visto en su tiempo libre se ha de dedicar a perseguir a los miembros del 15M porque sabe dónde están en todo momento, quiénes son y qué inclinación política tienen. De esta manera, en las asambleas de los profesores ha podido ver a miembros de ese Frankenstein –retales sin vida electrocutados para poder hacerlos mover– que ya estuvieron metiéndose con los de las jornadas papales y que además son antisistema de izquierdas (yo aún no he pillado muy bien qué es un antisistema o cómo se puede ser uno), con lo cual se está politizando el conflicto de los profesores que se están dejando manipular. Es decir, los profesores además de putas, apaleadas; además de tratados mal por el gobierno, son gilipollas porque los del 15M, atención, ¡los del 15M! se los están llevando al huerto de la política que ellos defienden (¿apartidismo?). No me acabo de enterar. Esta mujer parece tener una madeja barroca por cerebro.  

Pero por si el rizo no estuviera lo suficientemente rizado, tipo anuncio de champú caro y cancerígeno (esto lo dejo para otro día), resulta que los profesores que estaban de encierro pacífico para protestar, ahora lo están porque les sale de las pelotas a la consejería. Que no es que se quieran ir pero vamos ahora tienen que pedir permiso hasta para mear porque los han encerrado a todos en una sala vigilada por guardas. ¿Tú quieres estar encerrado? Pues ahí lo llevas, para que juegues a los presos.

Mientras tanto la huelga sigue adelante y mientras Espe pide perdón y donde dije trigo digo pan de molde, su secuaz se dedica a vomitar demagogia sobre todos nosotros señalando con el dedo, que eso está muy feo, a los del 15M, que como siempre, se llevan el pato por todo porque hay que quitarlos del medio. Yo sólo espero que nos demos cuenta de lo que vale este movimiento y empecemos a darle nuestro cariño y las flores de nuestra participación.  

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