martes, 6 de septiembre de 2011

Según se mire


“El paro registrado subió en España en 51.185 personas (1,25%) al finalizar el mes de agosto, según los datos de las Oficinas de los Servicios Públicos de Empleo. De esta forma, el número de personas en situación de desempleo se situó en 4.130.927”, web oficial del Ministerio de Trabajo (http://www.tt.mtin.es/periodico/Laboral/201109/LAB20110902.htm)

"Cuatro millones de personas están en crisis en Somalia, de las que 750.000 corren el riesgo de morir en los próximos cuatro meses si no hay una respuesta adecuada. Decenas de miles de personas ya han muerto, la mitad de ellos niños", Unidad de Análisis de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU).

Es complicado hacer pensar en la segunda noticia a los que están afectados por la primera. No sólo en España, sino en toda Europa y en la mayoría del planeta, hoy por hoy. La ONU parece desgañitarse últimamente diciendo que la gente se muere a chorros y que la cosa no mejora en absoluto, sino más bien al contrario. Mientras tanto en España las manifestaciones se suceden, las quejas se multiplican y la situación de la población empeora. Se habla de bienestar, de recortes, de puntos de riesgo, de rescate, de escasez de ayudas, de impuestos a ricos, etc. En el cuerno de África se habla tan sólo de comer y de morir. Pero es complicado el querer hacer mirar tan al sur a los que han de hacer malabarismos para llegar a final de mes. Cuesta mucho ayudar a los miles de niños que fallecen y han fallecido en las pasadas semanas camino de campos de refugiados, cuando uno ve que no está tan lejos de la dieta de la patata hervida para sus propios hijos. Pero seguimos poblando noticias con horrendas imágenes y se nos llena la pantalla del ordenador de textos denunciando la situación de pobreza extrema que acucia y aniquila sin piedad.

Algo va mal. No puede ser que no se hagan cambios en esta sociedad global para paliar lo que está pasando. No podemos seguir quitando del mismo sitio para poner en los mismos lugares. No podremos hacer ningún progreso hasta que no nos creamos que esto es un barco común en el que todos nos vamos a acabar hundiendo si no se cambia de rumbo pronto. Nos están educando en la cultura de no ver más allá de nuestras narices y poco conmueven ya las muertes de cientos de miles de personas. Sin duda algo va mal.

Hace muchos años le daba catequesis a niños para la Comunión (quién me ha visto y quién me ve). Para explicar lo que era ser egoísta le pregunté a uno de los enanos:
–Si yo tengo tres pasteles y tú ninguno y yo comparto los míos contigo soy un egoísta, ¿no?
Y el niño sin pensárselo un instante, me miró indignado y me dijo:
–No. Tú lo que eres es un mierda.

Tenía razón. Y si un niño de nueve años es capaz de verlo, ¿a qué estamos esperando?  

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