viernes, 11 de noviembre de 2011

11.11.11



Pues seguimos aquí. La fecha era sugerente pero parece que nos van a dejar unos días más para que podamos ratificar que aunque el mundo no se ha acabado como tal, sí lo ha hecho para muchos, que ven su vida hecha una mierda.

Las noticias no ayudan a ser optimistas. Un etarra declara que puso una bomba, se vistió de pingüino y se fue de copas a las fiestas de un pueblo. Mientras, sus compañeros han dado una entrevista, también disfrazados, pero no de pingüinos, sino de asesinos (coño, no es un disfraz), diciendo que gracias al conflicto armado ahora estamos donde estamos. Y encima, en referencia a las casi 800 víctimas, dicen que no son “insensibles” a ellas, pero no piden perdón. Estoy deseando de que esto se acabe, me la suda quién crea que ha ganado o perdido, pero que se acabe, que los que han matado se vayan a la cárcel hasta que les toque y los que no, que se dediquen a berrear que quieren un País Vasco independiente. Es lo de menos. Un grupo parlamentario de vinculados con la banda armada es un precio que tendremos que pagar, queramos o no, como en Irlanda han tenido que ver cómo un ex-dirigente del IRA se presentó (y fue bastante votado) a la presidencia del país.

Del resto, más de lo mismo, aburridoras las noticias que vienen de Europa y de cómo se plantea el futuro del continente, donde a los que no valen, es decir, los que no tienen, se les echa a un lado, se les hipoteca de por vida o se les señala con el dedo (que insisto, está muy feo), para decirles que no han hecho los deberes, que han de recortar más, que bla, bla, bla. Mientras, la gente haciendo cola en los comedores sociales y esperando a que el túnel, que nos dicen está empezando, se acabe. Pero para hacerlo aún mejor, hoy me encuentro con un artículo que dice algo que ya había escuchado antes pero que no me creía nadie iba a tener cojones de decir en voz alta:

“El portavoz de los Inspectores de Hacienda del Estado (IHE), Francisco de la Torre, ha afirmado hoy que la economía sumergida es lo que explica que no haya una "explosión social" en un país con cinco millones de parados y con la cobertura por desempleo cayendo”.   

Es decir, que no estaba muerto, que estaba de parranda. Que hay mucho chorizo suelto y mucho cachondeo y que en realidad la peña está en el paro, pero cobrando de todos los sitios habidos y por haber. ¿Y la única explicación científica ante esto es el hecho de que no ha habido una “explosión social”? Este hombre, ¿dónde coño lleva viviendo desde el 15 de mayo? ¿A qué le llama una explosión social? ¿A una bomba en las Cortes o a una revuelta como Dios manda, como las de antes, de palos y piedras contra tanques y aviones? Pero claro, decir que en realidad la cosa no está tan mal como la pintan es siempre más conveniente, sobre todo para este gobierno que nos deja con unas cifras tan cojonudas que España, la cual no es de derechas, ni siquiera se lo va a pensar el próximo día 20. Quizás sea entonces cuando llegue el fin del mundo.

2 comentarios:

  1. Muy a mi pesar, estoy parcialmente de acuerdo con ese señor... No creo que todas los motivos sean de la economía sumergida, pero lo cierto es que realmente no ha habido una "explosión social".Todas las manifestaciones que han habido, no llegan a esos 5 millones de parados. Ojalá, se unan a la próxima... Entonces sí que la veríamos!

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  2. Claro, si no ha habido explosión social... es por la fuerza de la economía sumergida. No hay más que fijarse bien en la gran relación que guardan: contención social... economía sumergida.
    Por eso tampoco los grandes financieros, los banqueros, los políticos, los broquers, los constructores, los grandes empresarios y el resto de ciudadanos tampoco se han manifestado ni han explosionado, porque también se guarecen bajo la economía sumergida.
    Lo que sí estamos todos sumergidos es en una capacidad enorme para culpar a los más desfavorecidos. Igual resulta que también ellos tienen el problema de la crisis financiera global: los sumergidos.

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