viernes, 3 de junio de 2011

De espaldas al fin de semana


El miércoles mi espalda me dijo “macho, hasta aquí hemos llegado, habrá sido muy divertido para ti contarle a tus amiguetes que has pasado tres meses durmiendo sobre espuma plegable en el duro suelo, pero a mí me tienes ya hasta los cojones”. Desde entonces me tiene fuera de juego, sin apenas poder moverme. Encima, cuando buscando el consuelo o la empatía de la gente, cuento mi penar y sufrir, la única respuesta que recibo es la de: “es que nos estamos haciendo mayores” o “el tiempo no pasa en balde” o “joder, como está el abuelo ya, ¿no?” Y así no hay quien se anime aunque seguro que me sentiría mejor después de pegarle un par de patadas en los huevos a los graciosillos de turno que ya me quieren enterrar.

La opción más normal sería la de ir al médico. Pero no puedo. ¿Por qué? Porque aquí la sanidad no es pública y me costaría un ojo de la cara. Aunque esté registrado y esté currando en esta tierra socialdemócrata no se encargan de mis males, ni aun siendo europeo. Podría conseguir una tarjeta médica de la Comunidad Europea, con la que, a través de mi Seguridad Social en España se pagaran los gastos médicos pero como trabajo para los alemanes, ya no me vale. Así que lo que hay que hacer ahora es conseguir un seguro médico, que el más barato te cuesta 160€ al mes. No está mal. Pero un amigo fue a sacárselo, le hicieron un reconocimiento médico primero y al verle unos cuantos de granitos en los hombros, le dijeron que eso era acné y que le podría provocar estrés al saber que lo tenía (ni que fuera un adolescente pajillero, ¡si ha pasado los 30!) y eso provocaría gastos al seguro por tener que cubrir psicólogos, con lo que le han subido el seguro a 200€ al mes. Yo es que cuando me lo contó no sabía si descojonarme o echarme a llorar. Mientras lo decidía, le pregunté:
-¿Te han hecho quitar los calzoncillos? 
Me miró extrañado y contestó:
-No, qué va
-Menos mal -le dije.
-¿Por qué?
-Porque si te hubieras bajado los calzoncillos te habrían visto los huevos tan gordos que tienes y te habrían subido el seguro para pagar al podólogo que tendría que arreglarte los pies por tanto pisarte las pelotas.
Pero la putada es que me ponga como me ponga, necesito tener un seguro médico y en cuanto me vean con las heridas de guerra de mi operación de pulmón y de mi hernia umbilical (la más común entre los bebés y yo la tuve a los 22), se va a poner la factura que va a parecer que tengo más médicos que Michael Jackson.

Así que nada, respiro hondo, cuento hasta mil y me arrastro hasta el pequeño balcón que tengo. Cuando llego a él, me pongo bajo el sol y llamo a Sam que me mira y me dice que parezco una lagartija. Me trae una cerveza y me pregunta con sonrisa picarona:
-¿Te voy liando el relajante? 
Bendita medicina natural.
  

3 comentarios:

  1. de verdad privada? no tenía ni puta idea

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  2. por qué anónimo? no puedo poner mi nombre? soy nomar

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  3. Hola Nomar,
    ni idea de lo de anónimo, estas cosas de la técnica son más tuyas que mías. Pero si tienes una cuenta google no debería ser problema.
    Y sí, privada, como los estadounidenses,la madre que los parió.
    Menos mal que de la espalda ya estoy mejor.
    Besos a las ranitas.

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