viernes, 17 de junio de 2011

Enamorado de la primavera


La primavera es la estación más cruel de todas. Nos trastoca los ánimos, nos da alergias que no entendemos, nos pone calientes como conejos y luego, ¡hala! Nos deja así, en ese estado de excitación y perpetua erección, con el verano. Ahí, en medio de una playa donde hay menos ropa que en la cabaña de Tarzán, con cuerpos tersos, abruptos, gordos, delgados, altos, bajos, pero casi todos en bikini y con el brillo del sol acariciando cada neurona destinada al deseo sexual. Es por eso que el verano es tan loco y es por eso que hay tantos niños que nacen en abril y mayo. Los que nacimos a finales de año somos el producto de un invierno duro y de una generación sin tele.

Probablemente el no tener televisión hizo a estas generaciones pasadas mucho más interesantes o más interesadas en las cosas que pasan. Entonces los periódicos eran la Biblia que informaba de lo que pasaba en la otra punta del mundo y acceder a la realidad era mucho más complicado que ahora. Pero hay algo que no ha cambiado y sigue igual: algunos periodistas son una desgracia para la profesión. Hoy veía el vídeo que ha difundido Telemadrid sobre el 15M. Cuando lo he visto me ha dado por reírme y he dicho en voz alta: “Hay que ser gilipollas”.  De manera que ahora cogemos una imagen de Grecia y la ponemos como si fueran los del 15M (con banderas del país y todo) y la gente lo ve y se lo traga y se acabó. Sin más. Esto es muy grande. Aunque teniendo en cuenta que es la tele de Esperanza no se puede esperar menos.
Entonces me indigno y comienzo a dar vueltas por el salón como un tigre enjaulado, no comprendiendo cómo se puede insultar a una profesión como la de periodista de esa manera tan descarada y ruin. Y me acuerdo de las últimas noticias que he leído sobre el 15M y de las mentiras derramadas por el bien de los ricos, de los poderosos, de los de siempre, del cabrón que están investigando y se queda con nuestro dinero y de los políticos que no tienen los cojones de hacer un referéndum donde el pueblo pueda opinar y de los jueces que no persiguen con el peso de la ley a los mentirosos que no cumplieron ni cumplen con las premisas del programa electoral que pregonaron delante de miles de seguidores. Y me ofusco y digo “coño, no está pasando nada, no está cambiando nada”. Pero de nuevo la primavera me llena de un arrebato de juventud y me susurra al oído que las cosas ya llevan tiempo moviéndose. Entonces me siento mejor. Me alegro un poco y me llega un vídeo de Sampedro. La madre que le parió. ¡Qué lucidez! ¡Qué forma de estructurar un pensamiento, una pasión, un movimiento!    

Me gustan todos los puntos que coloca sobre todas las jotas que encuentra sueltas en nuestra sociedad. Productividad, competitividad e innovación son las bases de este mundo, dice y luego lo manda a tomar por culo junto a la Iglesia, la política y la economía. Después te mira y sin más suelta: “la vida no es un derecho es un deber” y le grito ole tus huevos y él grita “¡Suerte y al toro!” Entonces me animo y salgo a la calle y me encuentro una manifestación antinazi y me veo envuelto en un revuelo de dos pares de cojones donde la policía carga contra los manifestantes. Hay un tipo filmándolo todo y no sé si me equivoco o no pero para mí que tenía una pegatina de Telemadrid en la cámara.

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