Ayer hablaba de cuernos y hoy sigo con ellos, pero de los de Intereconomía. A través mi amiga Gema, me llegó ayer un vídeo en el que se decía que los condones en África son malos. Con dos cojones. Claro, yo, curioso ante semejante afirmación y confiado de que este medio de comunicación, siempre tan fiable, iba a darme una explicación irrefutable, me lancé al vídeo. Los argumentos son claros: los africanos viven en el Sáhara, tienen manos como manojos de nabos (que se dice en mi tierra) y son gilipollas. Analicemos las tres razones dadas.
Los condones no se pueden usar en África, dice el vídeo, no son efectivos, porque han de estar en un sitio fresco y seco, “algo imposible con el clima del continente”. Al escucharlo me he quedado de piedra. Me estoy viendo que cuando vuelva a Etiopía, voy a encontrarme con un montón de niños con la nariz torcida y bebiendo gintonics. Todos míos. Porque en dos años, la cosa dio de sí y según este reportaje de periodismo investigativo, los condones que usé (de hecho sobre ello escribí mi primer artículo en EFE) no servían, con lo que…
El segundo motivo es por falta de manicura. Yo no sé cuántos hombres conozco pero sí sé que el porcentaje de entre ellos que se hace la manicura es quizás un 0.001%. Siendo generoso. Está claro que el reportero muchos amigos no tiene en África y lo más cerca que ha estado del continente (y de un condón) es a través de alguna peli mala. Me pregunto cómo se imaginará el tipo éste que la gente en África (como si todos fueran iguales en un continente con 53 países y mil millones de habitantes) se pone los condones, ¿a bocados?
Y luego el tercer motivo es el que no saben leer. Por lo tanto, la Iglesia no sé para que se molesta en ir para allá. Si no pueden leer, no leen ni las instrucciones de los condones ni la Biblia. Con que asunto solucionado: ni religión ni prevención.
Vamos a ver. Si la gente se muere de SIDA más en los países no católicos –como dice la versión extendida del vídeo-, que en los que lo son, no es porque el Dios católico haya puesto un escudo protector en todos los penes de sus fieles. Es, entre otras cosas, porque la mayoría de los países no católicos, son también países llamados en desarrollo y éstos no tienen ni el acceso ni las posibilidades de una cura como sí la tienen en los países industrializados (como retrovirales). También quizás la pobreza extrema de muchos de estos sitios, con el consiguiente aumento de prostitución, tenga algo que ver con los números. Pero sí es cierto que la Iglesia Católica con todo el acceso que tiene a la gente de estos países podría poner un poco de sentido común y acabar el rollo ése de “o a mi manera o que te den”. ¡Castidad, castidad! Gritan por donde van. Si no la tienen ni los curas, ¿a quién coño van a engañar? Y vuelvo a insistir en que esto viene de la jerarquía. Muchos de los que están currando con los hábitos remangados por allá, son gente muy comprometida que sufre la realidad de lo que pasa. Pero desde el Vaticano, que la gente se muera da igual y desde Intereconomía, bueno, ellos sabrán cómo ponerse condones, se harán la manicura y hasta podrán leer pero no les quita de ser unos ignorantes que apuestan por la incultura de un pueblo a través de la manipulación barata de la actualidad.
Por si había dudas de que los condones en África funcionan, para muestra un botón. Y por cierto, J.M. Coetzee, Nadine Gordimer, Naguib Mahfouz y Wole Soyinka, en los últimos 25 años, han sido premiados con el Nóbel de Literatura. Todos africanos. Al menos cuatro saben cómo ponerse condones, menos mal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario