martes, 19 de julio de 2011

El rincón verde


Las paredes de mi cuarto parecen el Guernica. Estoy haciendo un collage de cadáveres que ni el Fogo en sus mejores tiempos. Perdonad si estoy un poco pesado con el tema, pero es que estoy alimentando a tres familias chinas de mosquitos y en España no me dejan di donar. 

Hoy ha sido otro día intenso de nueve horas. Presentación tras presentación, acabando con la mía de casi dos horas. Nadie se ha dormido, así que bien. Al acabar, me ha entrado la ansiedad de estar en Kigali y no saber cómo respira la ciudad. “Vamos al hotel donde es la conferencia a registrarnos”, dice mi jefe. Y nos vamos todos en batallón. Desde la ventanilla del coche intento empaparme del color rojizo de la tierra mezclado con el asfalto, del atardecer, de los niños con uniforme, de la armonía de una ciudad que es ejemplar en muchos sentidos. ¿Cómo puede ser tan limpia este sitio? Es realmente notorio. Y me explican que el plástico está prohibido y que cada último fin de semana existe lo que se llama limpieza comunitaria, que no es otra cosa que la gente limpiando sus barrios, todos, gratis, por el mero hecho de mantener las calles como pare comer en ellas. Es asombroso. Un pueblo unido manteniendo el orden. Me encanta. Y el tiempo, y el taxi-moto, y las sonrisas al cruzarse con un blanquito pegado al cristal de atrás de una minibús. Quiero caminar pero estamos lejos y aún hemos de conseguir las identificaciones para el mayor evento en saneamiento que ocurre cada año en África. Pero una vez llego al hotel –uno de esos mastodontes sacados de la nada en medio de un país africano, para que los occidentales se sientan como en casa–, me veo que hay muchos extranjeros; demasiados. A veces se me olvida que esto del desarrollo no es más que una mentira inventada para explotar a los que nos aventajan en tanto y para hacerles creer que están aún muy por detrás nuestra.

A las siete nos vamos a ver a un club de fútbol social ruandés que trabaja con gente de la calle y que fue creado a raíz del genocidio. Son increíbles. Han organizado una caravana por la paz en la que un grupo de 12 personas viajaron desde Berlín a Kigali en autocar, parando en ciudades de Alemania, Malta, Egipto, Etiopía, Sudán y Kenia, para dar mensajes de convivencia a través del fútbol, el teatro y la música. Le digo a mi jefe que deberíamos hacer algo así y me dice que sí. Iba en serio. A ver si es verdad. “Te estás entusiasmando”, me dice. “Me gusta verte así”. Y es verdad que pese a algunas cosas, me gusta formar parte de algo tan real. Echaba de menos tener causas y motivos para levantarme cada mañana con energías renovadas (y picaduras).
Cuando acabamos de hablar con Esperançe, la organización pacifista, nos lleva a cenar a una terraza con barbacoa, se llama The Green Corner, El Rincón Verde. Estoy en camiseta, la noche es muy agradable y nos ponen un pez a la parrilla que parece una ballena. Un chico se acerca con un barreño y una tetera con agua templada para que nos lavemos las manos. El pez pescado nos lo comemos a pellizcos y nos reímos con mis chorradas y mi jefe me dice que soy el español más gracioso que ha conocido nunca y pienso que necesita más amigos españoles. Pero ya da igual porque volvemos al hotel en coche y de nuevo estoy en la habitación escribiendo bajo el fuego abierto de estos bombarderos que me han confirmado hoy que están libres de malaria. Un alivio porque estaba comprando papeletas a puñados.

Lunes 18 de julio, rozando la medianoche. Me quedan seis horas de sueño y ninguna gana de empezarlas. Sólo quiero pasear por las calles de Kigali y poder agacharme a coger un puñado de arena rojiza, de luna brillando desde el otro lado y de lo que queda de la noche ruandesa. Mañana será otro día, me contento. Y dejo otro cadáver sobre la pared.    


    

3 comentarios:

  1. Bonita crónica pra los que te solemos leer y seguiremos haciéndolo. Contra los mosquitos la gente de las salinas empleaban esencias elaboradas con romero. Lo mismo allí también funciona. Si no, guerra química al canto. Un abrazo (me apunto a ese proyecto humanitario si se llevara a cabo aunque sea pa tocar las palmas como en la feria). Juanma

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  2. Gracias, Juanma, ya te aviso y nos vamos a tocar palmas donde sea. Un abrazo de Ruanda a China!

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  3. Yo también quiero un abrazo! Cómo te confirman que están libres de malaria? Está el grisom por allí haciendo tests a punta pala? Estáis tan altos que los mosquitos cargados del plasmodio no pueden volar? Toma mucho gin-tonic que te ayudará. Se me había olvidado aconsejártelo antes. También vale la tónica sola.

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