domingo, 24 de julio de 2011

Un fin de semana ajetreado


He escuchado unas cuantas de buenas historias en los últimos días. Podría contaros la de la chica que quedó atrapada entre la ventanilla de un avión y los vómitos que su compañera de viaje le regaló, mientras dormía. O podría contaros la historia de un niño autista que secuestró a un anciano a la salida del supermercado y lo encerró en su garaje, porque creía que era un gnomo. También podría describiros el momento de vergüenza ajena que mi amiga vivió al ayudar a una veinteañera borracha, que comenzó a cagar en medio de la calle. Pero no lo voy a hacer. Al menos no hoy. Y es que he vuelto a Berlín, he vuelto a leer las noticias y joder, cómo está el patio.

Tenemos, por un lado a un tipo que ha decidido disfrazarse de cruzado y liarse a tiros. Alguien no le contó a este pobre diablo que los que se dedicaron a matar infieles por el hecho de no acatar las leyes del catolicismo eran tan pringaos y estaban tan chalaos como él ha demostrado de sobra. Si alguien aún tiene dudas, echadle un vistazo a su presentación, que anda por Internet.
He de reconocer que me ha impresionado bastante el que la prensa española le esté dedicando tanto espacio a la noticia, considerando que Amy Winehouse se ha muerto. Quizás es porque la gente no se ha extrañado mucho. Era la crónica de un final anunciado. Las pérdidas son siempre tristes, sean de noruega, muertas por los delirios de locura o inglesas, muertas por los delirios de grandeza.

Al menos ha habido noticias buenas, noticias de ésas que te hacen sonreír y te hacen sentirte bien. “¿Qué te ha sobrado de este viaje”, le preguntaron a un sevillano que había salido de Brenes, un pueblo cercano al mío, andando junto a otros del grupo del 15M? “¿Qué me ha sobrado?”, dice, “Besos”. Y me he reído por no escuchar nada sobre las ampollas, el cansancio, el calor, los compañeros o la gente que se han encontrado por el camino. Daban ánimos, nos daban ánimos a todos a seguir, a no rendirnos, a participar como podamos, a que sigamos creyendo. Nos daban ánimos, para que sigamos protestando por lo que no nos gusta, lo que nos ofende, lo que nos duele. Me ha encantado ver de nuevo la Puerta del Sol enorme, burbujeante y me encantará ver las mismas fotos en todas aquellas plazas que se hayan decidido a seguir la iniciativa. Me encanta seguir llevando la razón –porque ellos me la han dado– cuando discuto con los que no creen en todo esto y piensan que es una moda pasajera, una rabieta, una pataleta. Ya van tres meses de lucha, de indignación (bueno, esto venía de lejos) y de alzar voces y conciencias. Muchos no creyeron que llegara a las tres semanas. Pero hoy han vuelto a asomar la cabeza y a decir: “¡Eh! ¡Que no hemos acabado, que no hemos olvidado, ni nos hemos ido. Que seguimos aquí!” Me imagino la cara que han puesto algunos al verse Neptuno colapsado. “Vamos a cortarles el agua a los del 15M”, dijo algún listo. Y se la cortaron, como si se fueran con ello a derretir y desaparecer por entre los poros del asfalto. Mucho miedo. Hay mucho miedo.

Hoy se ha visto de nuevo. Siguen las ganas de cambiar esto. Se sigue creyendo que es posible.



No hay comentarios:

Publicar un comentario