miércoles, 13 de julio de 2011

¡Opá! Los condones, ¿son güenos o no?


Me tienen echo un lío. Y es que si no se aclaran no puedo saber qué opinar. “Tampoco tienes que opinar de todo”, dirán algunos. Sí, es cierto. La verdad es que no tengo mucho que decir sobre el olfato de los escarabajos peloteros, o sobre la inmensidad de las galaxias (es que no somos nadie), ni siquiera sobre lo poco que duró el naranja en las siglas del PP. Pero claro, este tema es distinto, porque con la Iglesia hemos topado. “¿Otra vez?” Me preguntarán. Sí, otra vez. “¿Y qué es ahora?” Los condones. “¡Pero si ya hablaste de eso de que el no usarlos en África es muy malo!” Sí, lo sé. Pero esta vez la cosa no va por ahí. “¡Ah!”. Esta vez es que han prohibido una campaña de publicidad, que reivindica que se puede creer en Dios y conservar la libertad para usar condones sin haciéndolo ir en contra de su fe. “Pues es normal que lo prohíban. Normal teniendo en cuenta que la Iglesia no permite el uso de los condones”. Ya, pero es que en una entrevista reciente hecha libro, el Papa Ratzinger Z, el opá, dijo que pueden darse casos particulares en que está justificado el uso del preservativo. “¡Coño! ¿Eso dijo?” Pues sí, aunque te extrañe eso dijo. “¿Y cuándo se puede?” Pues el ejemplo que dio fue el de cuando una prostituta utiliza un preservativo y este puede constituir el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad para desarrollar otra vez la conciencia de que no todo está permitido y de que no se puede hacer todo lo que se quiera. “¿El condón como el primer paso a la moralización y a la conciencia de que no todo está permitido? ¿Quiere decir eso que las prostitutas acabarán no chupándola y no harán más el helicóptero?” No sé, no creo que se refiera a eso concretamente, sino a lo que dice después de conseguir una humanización de la sexualidad. “¿No es humana la sexualidad?” Parece que no, que es un poco animal. “No lo entiendo. Todos estos años criticando que los condones son malos ya que ponen trabas a la voluntad de la naturaleza y de Dios y que además fomentan las relaciones extramatrimoniales, y los problemas de SIDA en África y ahora dicen que se pueden usar. ¿Eso cómo se come? Y además, ¿qué coño le ha dado la Iglesia con controlar el sexo, si no lo controlan ni entre ellos?” Pues ni idea porque lo que es por ahí pierden un montón de votos. El mío seguro. De todas maneras yo cada día entiendo menos. Si el preservativo es malo, o lo es para todos o no lo es para ninguno. No se puede usar según les convenga a unos cuantos en la jerarquía. Está bien que la prostituta use un condón para ni coger ni contagiar el SIDA pero cuando lo hace un negro africano, eso ya no vale, eso no sirve y al revés lo que hace es empeorar su situación. Y es más, que la prostituta no sea portadora o no convierta a nadie en portador no es tan poco lo importante, no. Lo que es realmente importante es que se haga como un acto moral. De verdad a esta gente les ponía yo en el mundo real unos cuantos de años a ver si ven dónde están. A ver si se enteran de que la gente se muere a chorros por enfermedades como el SIDA y entre ellos muchos niños. Cuéntale a esa madre que es sólo una de las mujeres a las que se tira su marido, que los condones empeoran su vida. Hazla sentir mejor cuando su niño muera por el SIDA que le ha contagiado su esposo, por follar a pelo. Ve y dile que rece, que Dios es misericordioso (y quizás lo sea si existe, pero desde luego la normativa de la Iglesia no lo es). O mejor aún, ve a las mujeres de México, Guatemala, Bosnia, Liberia, Uganda, entre otros muchos países, a las que han sido violadas y a las que siguen siendo, y les cuentas que el SIDA que tienen se debe porque no hay conciencia ni se humaniza el sexo, ni esperan al matrimonio para casarse. “Bueno, tampoco te pongas así, que el Papa no tiene la culpa de los conflictos que hay en el mundo”. Por supuesto que no, ni estoy diciendo eso. Pero ya va siendo hora de que deje el papamóvil y los zapatitos rojos de Dorothy para que se de una vuelta por el mundo del SIDA, el que está a pié de calle, el que anda matando a mucha gente que sin duda podrían salvarse con los condones y a ver si se entera que no hace falta ser una prostituta para contagiar ni para hacer actos morales, como dice.

El SIDA mata, creas en quien creas. La inmoralidad ­–para la Iglesia católica– te hace irte de putas, tocártela, coger el pedo del siglo, tirarte a la mujer del vecino o meter la mano en la cartera de tu jefe. No defiendo esto último pero siendo francos (sinceros, no caudillos), ¿qué es peor? 

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