jueves, 7 de julio de 2011

La mierda abriga


Nunca pensé que la mierda fuera un tema tan fascinante. Tendemos a desprendernos de ella de la manera más silenciosa y pulcra que podemos y luego la olvidamos, no queremos ni mencionarla. Nos cagamos en los muertos de la gente de manera ligera y sin remordimientos, pero cuando se refiere al acto de defecar, nadie mira el papel cuando se limpia y las tías buenas ni siquiera cagan. Sin embargo, hay gente que sí que habla de mierda y la estudia y le intenta dar utilidades. Es así como ha surgido el biogás.
Esto no es otra cosa que aprovechar los excrementos para producir gas –que se traduce en calor y hasta electricidad–, a partir de la fermentación de la materia orgánica. En cristiano, se coge mierda, se fermenta para que produzca pedos y éstos se usan para calentar e incluso iluminar a la gente. Fascinante medida que además de solucionar muchos problemas de saneamiento y energía, también es un remedio fantástico de cara a la preservación del medio ambiente (muchas regiones han dejado de talar árboles para conseguir combustible) y de ayuda a las mujeres (las encargadas de conseguir madera) para que puedan tener tiempo para otros quehaceres, es decir, tiempo libre. El biogás es limpio (aunque suene a coña, teniendo en cuenta que es producido con mierda), barato y eficiente. Muy usado en países como China o la India, donde con las poblaciones más altas del mundo, se aseguran de que materia prima no les va a faltar, a menos que haya un estreñimiento generalizado. 

¿Pero esto cómo puede ser? Se preguntarán algunos. ¿Cómo no hemos sabido antes de esto? Algo tiene que fallar, en algún sitio tiene que estar el truco. Pues sí, claro que hay truco. Pero el truco han de preguntárselo a todas esas compañías a las que no les interesa en absoluto que esto se extienda. Decía Carlos Taibo en una clase a la que asistí el año pasado: el mundo es un barco que se dirige directamente contra una roca. Sólo estamos tomando medidas para ralentizar el choque, para retrasarlo levemente pero hasta que no haya un cambio de rumbo radical, no hay nada que hacer. Esto sería un cambio cojonudo, ¿no?
Hace varias décadas un estadounidense descubrió cómo aplicando un determinado tipo de combustión provocada con agua, podía hacer que los coches gastaran un litro de gasolina por cada 100 millas. Le compraron la patente y ésta desapareció. A los años otro sujeto sacó el invento que hacía que se gastaran dos litros de gasolina cada 200 millas. Lo encontraron muerto en extrañas circunstancias al borde de una carretera, supuestamente por un sobredosis (para más detalles ver el documental Gas Hole). Hay mucha gente que gana mucho dinero a costa de muchos consumidores a los que les interese que ese barquito parezca que se va a chocar, para en el último momento, sacar una nueva opción que los vuelva a hacer millonarios. Y todos tan contentos, todos tan agradecidos. Mientras tanto, los chinos, a los que todos señalamos con el dedo por malos, que inundan el país con sus negocios y no ponen pan en los restaurantes, se calientan a base de sus propios excrementos. Ellos sí que pueden decir que la mierda abriga mientras que nosotros nos quedamos en pelotas pagando las facturas mensuales que cada vez nos hacen caer más en la mierda en la que estamos sumidos.      

2 comentarios:

  1. Aunque lo mencionas, no está mal que recalques: en la india se lleva empleando la mierda, la de su vacas sagradas, desde hace muuucho tiempo, como combustible. También ocurre en algunos sitios de África (ni puta idea dónde).
    Ahora, donde se ponga un buen flexo con su buena bombilla (de las de ahorro, eso sí) para que ilumine un poco el teclado de mi Mac, que se quite cualquier cagajón de vaca.

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  2. Tienes razón Nomar, de hecho esto del biogas se remonta al siglo XIX, con lo que ya viene de lejos. Precisamente el fin de semana que viene (si la embajada de Ruanda tiene a bien darme la visa), voy a conocer a una mujer que lleva muchos años trabajando en el tema y es de Lesoto (quizás eso conteste lo del lugar de África, al menos uno de ellos).
    Del comentario de las bombillas y el mac, no digo nada que es muy temprano para meternos en faena y conozco el tono del chascarrillo. Pero vamos, yo sigo pensando que como la luz de la mañana entrando por el balcón de mi modesta habitación berlinesa no hay nada. Las ventajas de madrugar, imagino. Las tenía olvidadas desde hace mucho.
    Un abrazo.

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