martes, 19 de julio de 2011

En el meollo de África


Me abruman estas conferencias masivas donde todas las caras son familiares para aquéllos que llevan en el mundillo del agua y el saneamiento un tiempo. “Somos los mismos encontrándonos en distintos países”, me dice Dao, el responsable de WASH United en Mali. Me recuerda a lo que leí una vez de Reverte sobre los corresponsales de guerra, siendo siempre la misma comitiva bajo el fuego de distintas balas.

Lo que me gusta de esta conferencia es que no hay muchos blanquitos. Dejo mi vista pasearse entre el elenco de trajes y vestidos impregnados en colores imposibles y con diseños de raíces lejanas. Me fijo en las líneas de los rostros de mujer que son tan distintos los unos a los otros, que me sorprende mi ignorancia. Los hombres me dejan de piedra diciéndome edades que nunca podría haber adivinado y todos se me acercan para charlar, para presentarse con abrazos y saludos cariños que serían inimaginables en Europa. La gente no tiene miedo a tocar, a sentir, a acercarse. Es gratificante, mientras no arrimen cebolleta, claro.

Mi jefe sabe que estoy leyendo el libro de Rose George y me llama. “Ven, te la voy a presentar”. Está trabajando en la presentación que tiene que dar esta tarde y se levanta para saludarme. Muy británica, morena, pelo corto, estatura media y sonrisa fácil. Es cordial y me sorprende que se lleve hablando conmigo casi un cuarto de hora, con mucha naturalidad, hasta que la devuelvo a su trabajo con el típico: “no te quiero seguir molestando”. Su dedicatoria en el libro muy aséptica, pero el trato genial. “Búscame luego y seguimos hablando”, me ha dicho. Y ahora está sentada junto a mí disfrutando del wireless del hotel. Es bueno conocer a gente simpática. La edición en español de su libro se llama “La mayor necesidad” y es bastante aconsejable, aunque el tema no es que sea muy romántico. “¿Cómo acabaste escribiendo sobre un tema como es el de cagar?”, le he preguntado. “Porque los otros tres que les propuse a mis editores antes que ése no fueron aceptados”, me ha contestado con sinceridad. Ha sido sin duda la conversación del día. Aunque bueno, la que he tenido con Dao sobre la poligamia en Mali, tampoco se queda atrás. “Allí cuando te casas firmas que quieres ser polígamo y tu mujer también”, me dice mientras le miro con los ojos como platos. “Nuestra religión lo dice así?” Me cuenta que no hay límite de esposas y ante mi interrogante sobre si las mujeres pueden hacer lo mismo y casarse con varios hombres, me observa intentando encontrar algún atisbo de broma y cuando no la halla me responde tajante: “Ninguna religión permite eso”. Con dos cojones. Pues me quedo mucho más tranquilo sabiendo que los temas de género están bien cubiertos en Mali. “¿Cuántos hijos tienes?” Me pregunta el cachondo. “Ninguno, Dao, yo sólo practico de momento”. Se ríe y me dice que por eso allí existe la poligamia, porque no se puede practicar. Si pretenden que me crea que los hombres en Mali van al matrimonio vírgenes, van listos. Es como decirme que en Irán no hay homosexuales.

El almuerzo ha acabado y tengo que hacerle una foto al presidente de Ruanda dándole una patada a un balón que parece una mierda, para colarlo en agujero que es un váter. Tengo un trabajo que no viene en los escritos. En fin, ¿quien dijo miedo? Por cierto, sé que echáis de menos que hable del balance de picaduras de mosquito. Me he levantado esta mañana con el labio inferior de un Massai, gracias a uno de los hijos de puta que ha descubierto cómo colarse en la red de protección. Esta noche he dormido en medio de un circuito de Fórmula 1 donde no han parado de atropellarme. Si no cojo malaria aquí no la cojo nunca.      

2 comentarios:

  1. Guapo, guapo, cojonudo. ¿Y qué hay de lo mío? Cuidado con el anopheles.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Nomar. Espero y mantengo la fe de que el dinero que he cambiado me lo pueda gastar en regalos, semillas y demás el viernes. Es muy arriesgado pues sólo tendré varias horas y no más pero es una locura de evento y no tengo tiempo para nada. Esta mañana me he ido al hotel donde está la conferencia a las 7.30 y acabo de llegar (00:07). Has de saber que siempre que voy a donde vaya, Nomar está conmigo ;) Un beso.

    ResponderEliminar