viernes, 29 de julio de 2011

Nos vemos en noviembre


Rubalcaba recorta puntos y las elecciones se adelantan cuatro meses. ¿Tendrá alguna relación? ¿Hay miedo a que no se pueda hacer lo suficiente en ese tiempo como para ganar de nuevo la confianza de un pueblo que pide a gritos un cambio, o mil? Es como cagarla con tu novia. Te deja y tú, no queriendo que te abandone y esperando que te perdone por el desliz con la rubia de la zapatería de dos calles más abajo, intentas agasajarla con cenas, regalos, flores y bombones. Cuando ves que la cosa va surtiendo el efecto deseado, vas y te plantas. ¿Es eso amor o es que no hay pelotas de seguir luchando hasta el final? No quiero entrar en romanticismos absurdos ya que la política es todo menos romántica, pero en mi mundo, cuando hay algo que se ama, que se quiere con todas las entrañas, uno se deja la piel hasta conseguirlo. Y si se mete la pata en el camino, si se cae en cualquier error durante la cruzada, uno se levanta, se sacude el polvo y sigue adelante hasta que la última palabra sea dicha.

Ahora los políticos se van de vacaciones. Se lleva el gobierno una lista de demandas hechas a pié de calle, a voz de gente, a tinta impresa a base de debates, comisiones y dialogo. Cuando vuelvan sólo da tiempo de buenas palabras, intenciones adornadas y campañas electorales donde los del 15M poco tiempo tendrán para poder usar la vuelta al cole en octubre. Aún así, el 15M no cierra las puertas al calor, ni a al sopor que define al estío en España. Lo mismo te montan una manifestación multitudinaria en julio, con dos cojones, que una revuelta en octubre, que acampadas –lo mismo vuelven a ser más regulares, de nuevo–, antes de las elecciones.
El gobierno, sea de capullos o de gaviotas, aprenderá a darle trabajo a la gente, si no quiere que se pongan las pilas y lo pidan a base de bien. El 15M sigue siendo un ejemplo de democracia, de tesón y de buen hacer. Sigue siendo un espejo impoluto donde se refleja cada vez más la represión y la ahogada realidad a la que millones de españoles se tienen que enfrentar cada día. El PSOE baja tres puntos y adelanta elecciones. El 15M consiguió que las elecciones municipales fueran participativas y el voto nulo aumentara y ya los ves, ahí siguen, ahí seguimos, si me permiten modestamente sentirme parte de esta plataforma, alentando desde mi rincón teutón todo lo que puedo a la causa.

El 20 de noviembre votaré. Pondré la foto de Merkel con bigote dentro de un sobre y lo mandaré a mi ciudad de empadronamiento. Si nada cambia, mi voto tampoco lo hará. Ni los vídeos melosos de un Rubalcaba cercano y esperanzador me llenan ni las barbas sin remojar ni afeitar de un Rajoy que sólo espera conseguir su sueldo vitalicio de rebote, porque no hay nadie más, porque nos creemos que no hay nada mejor. No me cansaré de repetirme, no me dará miedo que la gente deje de leer esto por aburrimiento, no cesaré de protestar por la mierda que nos llega al cuello y por supuesto no me rendiré en estos tiempos que corren, donde la pasión es la única herramienta que nos puede devolver una sociedad que se perdió hace décadas. Porque yo, personalmente, hagan lo que hagan o digan lo que digan en las Cortes o en los bares o en las calles o en los medios de comunicación, para intentar hacerme ver que nada cambiará, yo, no dejaré nunca de creer. Es hora de pensar que creer no es soñar y que soñar no es utopía.    

2 comentarios:

  1. En tu línea como siempre, sigue fiel a ella aunque tengas que sacudirte el polvo mil veces.
    Haber si me puedes pasar tu correo he de comentarte algo que tengo por aquí. Un abrazo.

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  2. Gracias. Mi correo es gomito92@gmail.com. Hablamos y nos vemos pronto. Un abrazo.

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